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La oveja (Ovis orientalis aries) es un mamífero cuadrúpedo ungulado doméstico, utilizado como ganado. Como todos los rumiantes, las ovejas son artiodáctilos, o animales con pezuñas. A pesar de que el término oveja se aplica a muchas especies del género Ovis, por lo general hace referencia a la subespecie doméstica de Ovis orientalis.
Posiblemente son descendentes del muflón salvaje de Europa y Asia y fueron uno de los primeros animales en ser domesticados para fines agrícolas, criados principalmente por su lana, carne y leche. La lana de oveja es la fibra animal más utilizada y por lo general se recoge mediante esquila. Su carne recibe el nombre de carne de cordero cuando es de un animal joven y de ovino mayor cuando proviene de animales de más de un año. También se crían como organismo modelo para la investigación científica.
La cría de ovejas se practica en casi todo el mundo y ha sido fundamental para muchas civilizaciones. En 2014 la FAO reflejaba la existencia de más de mil doscientos millones de cabezas en todo el mundo, con China como mayor productor, con más de doscientos millones (un 16,7 % del total), seguida por Australia con setenta y dos y la India con sesenta y tres millones de cabezas.
Como animal clave en la historia de la ganadería, las ovejas están profundamente arraigadas en la cultura humana y aparecen representadas tanto en el lenguaje moderno como en la simbología. Como ganado, se asocian generalmente con imágenes pastoriles y arcadianas. Aparecen en muchos mitos —como el del vellocino de oro— y en las grandes religiones, especialmente en las abrahámicas. Tanto en los ritos religiosos antiguos como en los modernos, se han utilizado como animales de sacrificio.
Las ovejas son unos rumiantes de tamaño relativamente pequeño, generalmente con un pelo rizado que recibe el nombre de lana y a menudo con cuernos laterales en forma de espiral. Las ovejas domésticas se diferencian de sus antepasados y sus parientes salvajes en varios aspectos, habiéndose convertido en una especie neoténica como resultado de la crianza selectiva realizada por los seres humanos. Algunas razas primitivas todavía conservan algunas de las características de sus parientes salvajes, como las colas cortas. Según la raza, las ovejas pueden no tener cuernos, tenerlos ambos sexos, o solo los machos. La mayoría de las razas con cuernos tienen solo un par, pero algunas pueden tener varios.
Otra característica distintiva de las ovejas domésticas respecto a los ovinos salvajes es su gran variedad de coloración. Las ovejas salvajes por lo general solo se encuentran en tonos marrones y con variaciones extremadamente limitadas. En cambio la gama de coloración en las domésticas va desde un blanco puro hasta un marrón chocolate oscuro e incluso a manchas. La selección por parte de los humanos en favor de la lana blanca, que puede teñirse fácilmente, se realizó en los inicios de su domesticación y como la lana blanca es un rasgo dominante se extendió rápidamente. A pesar de ello, muchas razas modernas son de colores distintos al blanco, e incluso pueden aparecer como un rasgo recesivo en rebaños blancos. Si bien la lana blanca es conveniente para los grandes mercados comerciales, hay un nicho de mercado para la de color, sobre todo para hilado artesanal. La naturaleza de la lana varía dependiendo de las razas, desde densa y muy ondulada, a larga y fina, con variaciones de tipo y calidad incluso entre miembros de la misma manada.

Las ovejas son animales sociables y muy gregarios, por lo que siempre se agrupan en manadas.