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Desde muy pequeño, nuestro asociado, Alfredo Queirolo, padece de inflamación de estómago, hasta llegar al punto de generar un malestar que afecta a otros órganos. “Cuando tenía 2 años me extrajeron un pólipo. Mi estómago, inflamado, empujaba a mis pulmones y eso me generaba dificultades para respirar con normalidad”, nos cuenta Alfredo. Hoy, a sus 56 años, nos afirma que, a inicios del 2019, conoció lo que sería el alivio a sus dolores: los aceites esenciales. “Siempre anduve con dietas, suplementos alimenticios y pastillas. Hoy me he olvidado de eso”, nos dice. 

“He pasado por muchos especialistas, entre pediatras, cirujanos, gastroenterólogos, entre otros. Nunca encontraron la razón del mal que sufría, algunos decían que eran úlceras, otros, helicobacter, pero nunca controlaron mis dolores”, relata. Alfredo asegura que los aceites esenciales no tienen ningún efecto secundario. “Son naturales, no contienen aditivos químicos y envuelven todas las propiedades de las plantas de las cuales provienen”, agrega nuestro asociado, que asiste al Club desde que tiene uso de razón. Es importante mencionar, que estos aceites son extraídos de la corteza, flores u hojas, como la menta, copaiba, el incienso, entre otros.

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“Cuando tenía 2 años me extrajeron un pólipo”, nos cuenta Alfredo Queirolo.

Cuando conoció los aceites esenciales no dudó en documentarse para conocer más sobre esta novedosa medicina.  “Me hice de un stock importante de aceites de diferentes orígenes… Se pueden usar de 3 maneras: tópica (sobre el cuerpo), vía oral (por gotas en agua) y la aromaterapia”, afirma Alfredo, quien siempre llevó a la par de su mal, el deporte y una de sus mayores pasiones: la arquitectura. “Incluso lo he usado de forma tópica con mi madre, ella sufre de artritis y dolores reumáticos… He aliviado su dolor”, añade. 

Desde niño, Alfredo practica deporte en nuestro Club. “He hecho squash, frontón; y hago natación hasta el día de hoy”, detalla. Después de nadar, y cuando hay inflamación por el esfuerzo físico, usa la mezcla de algunos aceites sobre su cuerpo. Alguna vez, Alfredo participó en las tradicionales regateadas, y recuerda con mucha emoción las fiestas que vivió dentro del Club en su adolescencia. 

“Buena parte de mi tiempo lo dedico a ayudar a las personas; hay gente que encuentra la solución a sus dolencias en estas esencias y sus propiedades curativas”, asegura. Alfredo ingiere una mezcla especial para sus problemas con el aparato digestivo. “Si lo haces de forma disciplinada es suficiente”, explica. “La mayoría de personas no creen que algo tan pequeño pueda cambiarles la vida, pero yo los animaría a probarlo”. Esa es la idea, una alternativa diferente…

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Familia celeste. Ricardo Carranza, primo de Alfredo; Guillermo Queirolo, hermano de Alfredo; y Alfredo Queirolo; junto a Rosa María Armenteras Cavenecia, madre de Alfredo.