La primera vez que Ignacio Vargas Otiura jugó al billar fue meses antes de cumplir dos años. “El nivel de concentración con que miraba las bolas era asombroso”, recuerda Begoña Otiura, madre de Ignacio. Hoy, con casi 9 años de edad, Ignacio ya inició su carrera como billarista de salón.
En el Club, Begoña juega al billar desde 2017, pero fue en su etapa escolar cuando descubrió esta disciplina. Fue precisamente en un salón de billar, durante su época universitaria, donde conoció a Édgar Vargas, el padre de Ignacio. “Cuando la vi jugar por primera vez me quedé asombrado. Tenía un gran nivel. Poco a poco nos fuimos conociendo”, nos cuenta Édgar.
En 2014 nació Ignacio y, como todo está en los genes, desde sus primeros años mostró apego por el deporte de los tacos. “Ignacio iba con nosotros al salón de billar y se entretenía con el juego”, nos dice Begoña. Es importante mencionar que ella es una de las pocas representantes femeninas de esta disciplina que pertenece a la Federación Peruana de Billar. “Siempre he jugado con hombres”, confiesa.
En el mes de abril pasado, Ignacio jugó su primer torneo de billar en la modalidad Pool Bola 9. “Me puse nervioso. Sentía que todos me miraban, pero, poco a poco, tomé confianza. Cuando hacía buenas jugadas, me aplaudían y felicitaban. Eso me motivaba”, cuenta nuestro pequeño celeste. “Ignacio tiene un gran nivel. Si sigue a este ritmo, a los 15 años será un gran jugador”, dice su madre, consciente del camino que le queda por recorrer en el mundo de las billas. “Le falta aprender mucho: lo ganará en la medida que siga practicando el deporte”, agrega.
Representar al Club es muy gratificante para esta familia. “Lamentablemente, en el Perú algunas modalidades, como Pool o Snooker, no son tan populares, pero nuestro Club y la Federación están ayudando a difundirlas. Hay un gran trabajo detrás”, dice Begoña.
Como en toda familia, los Vargas Otiura tienen prioridades. “Ignacio sabe que el billar es importante, pero los estudios lo son más. Si él nos responde con buenas notas, como hasta ahora, nosotros lo apoyaremos en el billar al 100%”, precisa Begoña.
Ignacio ha aprendido mucho de su madre. “Me dice que taquee despacio, que le ponga tiza a mi taco para no pifiar, que no me acelere”, cuenta él, que juega en el salón de billar de nuestra sede Chorrillos desde que tiene uso de razón. ¡Que el deporte en familia siga floreciendo en el Club!