Cuando su padre, el legendario Héctor Chumpitaz, jugaba en Sporting Cristal (1977-1984), Dante iba con su familia al estadio. “Esperaba que mi mamá se distrajera y me escapaba para bajar al campo de juego… Cruzaba toda la cancha y me acercaba al calentamiento de los jugadores”, recuerda. Tiempo después, logró lo que soñó de niño: ser futbolista profesional. Comenzó su carrera en 1989. Jugó como volante central en equipos como Alianza Lima y Melgar de Arequipa, y se retiró en 2003 para dedicarse a formar nuevos talentos del fútbol peruano.
“Fui futbolista profesional desde los 18 años e inicié mi carrera de entrenador a los 32”, cuenta Dante, quien desde hace siete años dirige las categorías 2007 y 2008 del Club de Regatas “Lima”. “Mi vínculo con el Club inició en 2015, cuando José Miguel Cabrera me comentó que existía la posibilidad de entrenar a dos categorías… Y acepté gustoso por lo que el Club significa”, nos dice. En aquella época, tomó la dirección técnica de las categorías 2000 y 2001, compuesta por chicos de 14 y 15 años, como los que dirige hoy en día.
Dante siempre respiró fútbol. A los 5 años vistió el uniforme del Atlas de México, donde jugaba su padre, por dos días seguidos. “No me lo podían sacar”, recuerda. Iba a salir al campo de juego como “mascota”, en compañía de su padre. “En aquella época usé ese uniforme con mucho orgullo”, confiesa. La fuerte conexión con su padre y el fútbol han marcado su vida. “Mi familia sabe que lo hago por vocación. Lo siento, lo vivo, e intento transmitir toda la energía que me genera el fútbol”, recalca.
Su aprendizaje es constante. “Cada categoría de chicos tiene una identidad marcada. Sobre esa base, uno establece una estrategia acorde a la realidad del equipo y de los objetivos”, precisa. Nuestro entrenador tiene una visión específica para el desarrollo del fútbol nacional y reconoce que el camino para el éxito deportivo abarca varios aspectos. “No solo se trata de jugar bien al fútbol… Necesitamos que nuestros chicos mejoren de forma integral, inculcar valores y reforzar actitudes que conlleven a una práctica positiva en el aspecto mental, físico y lúdico del deporte”.
En 2016 dirigió a Kluivert Aguilar en el Regatas, quien cuatro años más tarde sería vendido por Alianza Lima al Manchester City de Inglaterra y se convertiría en la transferencia más cara del fútbol peruano: fue vendido por 2 millones 800 mil dólares. “Kluivert llegó al Club para probarse y se quedó con el profesor Patrick Tan. Con él estuvo un año y conmigo, dos”, relata Dante, que llegó a ser capitán de Alianza Lima, equipo donde nunca jugó su padre.
Dante está convencido de que, en nuestro Club, el fútbol crece año tras año y es una gran herramienta para el crecimiento de nuestros jóvenes asociados. “Si a esto le sumamos nuestra estructura docente y el apoyo que nos brinda el Club, tenemos un gran potencial por explotar”, agrega. “Me gustaría ver al equipo del Club en el fútbol profesional. Contamos con la infraestructura y la capacidad para tener representación en la élite futbolística de nuestro país”. Si seguimos trabajando con entrenadores como Dante Chumpitaz, seguro que pronto lo lograremos.
¡Nacemos deportistas, nos preparamos para ser campeones!