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Artista peruano de origen japonés. Docente universitario. Tiene 62 años. Es padre de tres hijos. Acaba de debutar en las letras con el libro «Sanzu».

¿Qué cambiarías de ti mismo?

Todo menos mi barba, que he descubierto que me crece.

¿Qué quisieras haber inventado?

El cine.

¿Qué talento o habilidad te gustaría tener?

Me gustaría componer canciones.

Cuando eras chico, ¿qué querías ser de mayor?

Quería ser médico y violinista. 

Si eligieras otra vocación, ¿cuál sería?

Psiquiatra y músico. 

¿Qué es lo más raro que te ha pasado durante el proceso de crear una obra de arte?

Lo más raro siempre es el cuadro que sigue.

¿Cuál ha sido el momento más feliz de tu vida? 

Mis hijos naciendo.

¿Y el más triste?

Ahora último, la partida de mi padre y de tanta gente buena durante la pandemia.

¿Qué harías distinto si pudieras volver atrás?

Todo lo haría con más inteligencia.

¿Qué aprendiste de tu padre y de tu madre?

De mi padre, aprendí la esperanza de abrir su negocio en feriados y domingos; de mi madre, su tremendo manejo de la soledad.

¿En alguna ocasión has estado en peligro real? De ser así, ¿qué ocurrió? 

Entré a la clínica por una intoxicación y descubrieron que tenía la presión altísima… Me la bajaron en una. En otra ocasión, choqué mi auto contra un árbol y la rama entró por la ventana a pocos centímetros de mi yugular.

Si tuvieras la opción de sentarte a cenar con tres personas o personajes, reales o ficticios, muertos o vivos, ¿a quiénes elegirías?

A mi bisabuelo, mi padre y un futuro bisnieto. También me gustaría sentarme con Cortázar, Borges y García Márquez.

¿Con qué momento te quedas de los ratos pasados en el Club?

Con mi hija Elisa empezando a cantar una canción de los Beatles en el auditorio.

¿Qué metas o deseos pendientes tienes?

Seguir pintando y escribiendo.