Pasar al contenido principal

El pasado 11 de junio, por segunda vez en la historia, un peruano logró obtener la triple corona de aguas abiertas. Gustavo Lores cruzó el Canal de la Mancha en 10:48:50 horas; un periplo de 42.8 km que partía del puerto de Dover, en Inglaterra, y concluía en Calais, Francia. “Ha sido el cruce más difícil de mi vida, la temperatura del mar era de 12 grados, aproximadamente, pero, a pesar de las dificultades, se ha logrado el objetivo”, nos dice Gustavo.

‘Tavo’ llegó a Londres el 1 de junio. “Lo primero que hice cuando llegué a Inglaterra fue ingresar al mar; estaba superfrío. El fenómeno El Niño propició que mi entrenamiento fuera en aguas más cálidas, se sentía la diferencia”, apunta. “Cuando conversé con el capitán de barco, el primer día, me dijo que, por cuestiones climatológicas, el nado tendría que posponerse hasta después del 10… Podría haber regresado de Londres sin nadar, pero esa incertidumbre me hizo más fuerte. Decidí tomarme el tiempo para entrenar, confiando en Dios”. 

Imagen
Nuestro triple corona en las aguas del Canal de la Mancha.

El capitán de barco es una figura de suma importancia durante una travesía de esta magnitud. “Él es el guía durante el recorrido. Creo que me vio entrenar en Dover y pensó que yo estaba preparado para la carrera. Ellos requieren guiar a buenos nadadores, su reputación es importante… El capitán me había pedido que confiara en él, me dijo que me ayudaría a conseguir un espacio fuera de mi ventana de nado”. Usualmente, cuando un nadador pierde su ventana, es muy difícil que pueda iniciar el recorrido, la mayoría regresa a su lugar de origen y piensa en otra fecha. 

En el caso de Tavo, el viernes 9 de junio el capitán le confirmó que el domingo tenía que cruzar el Canal de la Mancha. “Desde ese momento solo crecían la expectativa y las ganas de nadar”, asegura Tavo. El día de la partida, a las 5:30 a.m. (hora londinense) inició el recorrido. “Fue muy duro, conforme pasaban las horas no sentía partes de mi cuerpo, primero los dedos de mis pies, luego los de mis manos; también se me congelaron las costillas. Cuando ya había nadado 6 horas y media, sentí miedo, mis fosas nasales y mi cabeza se empezaron a congelar… Tuve que cambiar de estrategia: pase de alimentarme cada 45 minutos a cada 30 minutos”, revela. 

Pensaba en todo el esfuerzo que había hecho para llegar hasta allí, en los sacrificios familiares y los recorridos realizados. Tenía que tener cuidado, podía darme una hipotermia”, cuenta Tavo, quien reconoce la importancia de su esposa como soporte durante todo el viaje. “Mientras otros nadadores iban con su crew de tres, cuatro o cinco personas, yo tenía a mi esposa (Luciana Camogliano). Ella me acompañó en todo momento, siempre preocupándose para que todo saliera bien”, nos dice nuestro nadador, que para cruzar el Canal de la Mancha se ausentó en el cumpleaños de una de sus hijas. 

Imagen
Gustavo Lores junto a su esposa, Luciana Camogliano, quienes cumplieron 10 años de casados el 8 de junio, en Dover; coincidentemente, el Día Mundial de los Océanos.

Luego de 42 871 metros de nado, Gustavo cruzó la meta. “Cuando subí a la embarcación, sentí la pegada del frío”, recuerda. “Me llena de alegría ser el segundo peruano en conseguir la triple corona. Eduardo Collazos fue quien abrió el camino; sin él, nada de esto sería posible. Además, el apoyo del Club desde mi primera travesía ha sido increíble, mucho más ahora con la nueva comisión de Aguas Abiertas… Estoy seguro de que habrá más nadadores que consigan completar travesías largas. Me gustaría que una mujer se anime, la fuerza mental que tienen es de suma importancia para estos recorridos”. 

Por el momento, nuestro nadador no sabe con certeza qué camino seguirá. “Me gustaría continuar en el fondismo, pero con competencia… Por los tiempos que registro, creo que me podría ir bien”, nos dice Tavo, que siente un pequeño dolor en la rodilla producto de su última gesta. Sin embargo, nos confirma que participará de la travesía Waikiki Regatas 2023 5K, a disputarse el 1 de julio. “Quiero disfrutar con mis amigos; participaré sin las rodillas”, bromea. Larga vida a nuestro rey de las aguas y a su amor por el mar. 

¡Nacemos deportistas, nos preparamos para ser campeones!

Imagen
Nuestro celeste entrenó en el mar de Dover días antes de su partida.