El pasado 1 de setiembre, Gustavo Lores, miembro de nuestro equipo de aguas abiertas, ingresó al mar del Pacífico norte para nadar 32.5 km y cumplir con una de las rutas más duras del planeta: cruzar el Canal de Catalina. Nuestro asociado nadó 8 horas y 55 minutos en una travesía que inició a las 11:10 p.m. Con ello, ingresó al top 35 con mejor tiempo histórico de los nadadores de todo el mundo que completaron la misma ruta.
“He nadado muchas veces rutas largas, pero esta fue la experiencia más emocionante de todas… La noche en ese mar está llena de tiburones blancos, focas, malaguas, entre otros”, nos cuenta Gustavo, aún emocionado por la hazaña. “Experimentas cambios de temperatura, nadas sin saber dónde estás, solo guiado por un bote y un kayak, y cuando ves salir el sol, es como si vieras a Dios”.
Gustavo ama el mar desde niño. Hoy, a punto de cumplir 40 años, asegura que practicar la disciplina de aguas abiertas fue una de las mejores decisiones de su vida. “Dejé de hacerlo durante un tiempo y, a los 32, la retomé… La primera ruta larga que nadé en ese entonces (2014) fue de 3 kilómetros”, apunta.
La triple corona de aguas abiertas es un reconocimiento que otorga la World Open Water Swimming Association por realizar los siguientes nados: la vuelta a la isla de Manhattan, ruta de 48 km; cruzar el Canal de Catalina, travesía de 32.5 km (nado nocturno); y el nado en el Canal de la Mancha, que consta de 34 km. “El año pasado (2021) realicé la vuelta a la isla de Manhattan”, comenta Gustavo, que, así, obtuvo “la primera corona”.
La ruta que resta para que nuestro nadador se convierta en el primer asociado del Club de Regatas “Lima” en lograr la hazaña de la triple corona es la del Canal de la Mancha. “Es la más difícil. Inicialmente comprende 34 kilómetros de nado; sin embargo, pueden terminar siendo 50 por las corrientes que se presentan”, detalla Gustavo. Preocupado, pero ansioso, anuncia que encontró un cupo para realizar esta travesía en junio de 2023. “Pocos nadadores quieren hacer esa ruta durante esa época del año, por la temperatura del agua: puede implicar nadar 12 horas a 13 grados centígrados… Es como cruzar el Everest”.
Nuestro asociado, agradecido con su familia y con el Club por el apoyo brindado, busca dejar un legado. “Queremos que esta mística que se ha formado en el equipo de aguas abiertas no se pierda. Tenemos que transmitirla a las nuevas promesas (a través de la comisión de Aguas Abiertas, que busca impulsar esta disciplina)”, dice. “Mi trabajo no se acabará en estas travesías: quiero que nuestro Club tenga una cantera de nadadores… En Chorrillos tenemos una playa y, al lado, una piscina. Es imposible que no seamos los mejores”.
¡Nacemos deportistas, nos preparamos para ser campeones!
