Pasar al contenido principal

De la ficción a la realidad. Ismael La Rosa y Virna Flores protagonizaban «La Rica Vicky», exitosa producción de la década de los noventa, cuando los rumores tras camerinos comenzaron: ¿habría entre ambos algo más que un amor de telenovela? La complicidad y la química que demuestran hasta hoy, 25 años después, jamás pasaron desapercibidas.

Su amor creció junto a sus carreras artísticas. Antes de conocerse y surgir en el mundo de los medios, Ismael estudiaba Zootecnia y Virna, Hotelería y Turismo. “Ambos coincidimos en que,  en el pasado, teníamos en mente querer actuar, pero no nos habíamos tomado el tiempo de buscar la oportunidad”, admite Virna. 

Desde que la oportunidad de actuar se dio, no hubo descanso. A partir del éxito de «La Rica Vicky», coincidieron en telenovelas como «Amor serrano», «María Emilia, querida», «Milagros», «Gata salvaje», «Amores como el nuestro», «Inocente de ti», «Éxtasis» y «La traición». “Nunca hemos tenido problemas para trabajar juntos”, agrega Virna. “Somos un equipo”.

Muchas veces tuvieron que dejar su Lima natal para grabar, pero “nunca nos separamos”, nos dice Ismael. “Siempre hemos viajado de un lado a otro por un proyecto, no necesariamente el mismo, y siempre hemos estado en la misma ciudad”.

Imagen
Ambos coinciden en muchos aspectos. Uno de ellos, el espiritual. “Hemos venido a este mundo a aprender y a evolucionar”, dice Ismael. “Alinear nuestras palabras y acciones es importante para fluir de manera positiva”, añade Virna.

Su receta para ser una de las parejas mediáticas más estables del medio lleva generosas dosis de compromiso, respeto y unión. “Así nos hubiéramos dedicado a otra profesión, ambos sabemos que nuestra relación funciona por el valor que le damos”, dice Virna. Ella nos cuenta que comparten funciones en casa: desde cocinar hasta designar un rol para hablar de diversos temas con sus dos hijos, Varek, de 12 años, e Ishana, de 10.

Imagen
Los nombres de sus hijos, Varek e Ishana, son especiales. Además de llevar la inicial de su madre, Varek significa «fortaleza y bendición». Por su parte, Ishana comparte inicial con su padre y significa «poder invisible que gobierna el universo».

UN LUGAR PARA CRECER

Para Ismael, no hay mejor sitio para aprender y disfrutar que nuestro Club. “Es un lugar seguro”, nos dice. Desde chico, acampaba en nuestras filiales con sus amigos, además de pasar las tardes de verano en nuestra sede Chorrillos. “He visto la evolución de  San Antonio: yo iba seguido cuando recién inauguraron esa filial”, recuerda. 

Imagen
Ismael formó parte de nuestro equipo de remo y participó en diferentes torneos nacionales e internacionales. Foto: Techi Fuentes Ysmodes.

Como buen celeste, incursionó en gran cantidad de deportes: vóley, tenis de mesa, billar, squash, bádminton… Hasta que, en el remo, encontró el que más lo apasiona. 

Imagen
Ismael La Rosa pertenece a una familia con arraigo celeste. El primero en asociarse al Club fue su abuelo, Armando La Rosa Vargas.

El Club no solo te permite descubrir tu deporte favorito, sino también formar bonitas amistades”, dice Ismael.

A pesar de que Virna y él vivieron más de 12 años en Miami, por sus compromisos actorales, nunca dudaron de que, en cuanto tuvieran hijos, compartirían con ellos los valores del Regatas. “Además, queríamos que crecieran rodeados de su familia”, nos dice Virna. “Por lo menos, los primeros años, para que se formara un vínculo con el estilo de vida peruano”. 

Imagen
Este año,  Ismael retomó con fuerza su faceta de remero competitivo. Virna y sus hijos lo acompañan siempre en los torneos.

Tanto Varek como Ishana, de personalidad elocuente y extrovertida, han probado varios deportes en el Club. Entre las preferencias de Varek se encuentra el fútbol y, entre las de Ishana, la gimnasia artística. “Y también pasamos tiempo de calidad dentro de las diferentes instalaciones», cuenta Ismael. Y agrega: «Busco darles los mismos recuerdos que yo tuve de pequeño”.