No se atrevía a saltar. Joan Jané pasó tres meses a orillas de la piscina del Club de Natación de Barcelona, cuna de nadadores y waterpolistas. Su madre fue paciente con él. Sabía que, en algún momento, su hijo de 6 años daría el siguiente paso. Sesenta y tres años después, Joan Jané cuenta con un currículum deportivo que vale la pena repasar.
Desde que aprendió a nadar, no dejó de hacerlo. Pero no se limitó a eso. También le agarró el gusto al waterpolo y, rápidamente, mostró unas condiciones extraordinarias para practicar este deporte. Tanto así que, a los 15 años, se convirtió en el deportista más joven en formar parte de la selección española de waterpolo que participó en los Juegos Olímpicos de 1968. “En aquel entonces, clasificar era un superlogro para España”, nos cuenta Joan. “Esto me motivó a seguir entrenando y a decidir dedicarme a este deporte”.
Su talento como marcador de boya lo llevó a jugar en clubes como el Barcelona, el Barceloneta y el Terrassa, entre 1968 y 1972. Y este último año volvió a integrar la selección masculina de España que compitió en los Juegos Olímpicos de Múnich.
En 1983, luego de una carrera impecable como waterpolista, Joan asumió un nuevo desafío: convertirse en entrenador. Tenía 31 años y sentía que era el momento de iniciar otra etapa. «Nunca sentí nostalgia al dejar de jugar», confiesa. «Estaba con muchos ánimos de enseñar todo lo que había aprendido».
Como director técnico, se convirtió en un referente: logró que la selección española alcanzara la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y dos títulos del mundo, en Perth 1998 y Fukuoka 2001, respectivamente. “La predisposición y el sacrificio de nuestro equipo fueron claves para conseguir los resultados”, comenta.
En 2009, Joan encaró otro gran reto: dirigir a la selección femenina de waterpolo de China. “Fue una experiencia de primer nivel”, recuerda. “La puntualidad, las instalaciones y la disponibilidad total de las atletas fueron excelentes”. A pesar de que no se trataba de una selección acostumbrada a ser protagonista, con Joan logró la medalla de plata en el Campeonato del Mundo 2011, que, precisamente, se celebró en Shanghái.
UN CAMINO POR RECORRER
Joan ha vuelto a visitar el Regatas después de cinco años. La primera vez fue en 2017, cuando vino con el mismo objetivo: observar, aconsejar y motivar a nuestros waterpolistas durante una jornada de dos semanas. Sus entrenamientos requieren de total disciplina. Para él, el biotipo de nuestros atletas es óptimo; sin embargo, es importante que fortalezcan su mentalidad ganadora. “No he venido a fiscalizar, sino a compartir todo lo que, en estos 50 años de experiencia, he aprendido”, nos dice.
Al igual que en la vida, el exwaterpolista olímpico comenta que los resultados se logran a partir del esfuerzo y del sacrificio, sin olvidarse de disfrutar: “Como deportista, sé lo que es ser joven y llevar este tipo de responsabilidad. Hay que enseñarles a los chicos a encontrar un equilibrio”.