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Le acaba de dar la clasificación al país a la Copa Davis. En el play off de cuatro partidos contra Suiza, a nuestro tenista le tocó disputar el último y no defraudó. Hoy está a punto de ingresar al top 100 del mundo y se prepara para disputar su primer grand slam.

El tenista Juan Pablo Varillas tiene el marcador 3-0 en su contra, pero no se desespera. Reconoce que cada punto del tie break ha sido mérito de su rival y lo más importante: no se los marcó por un error suyo. Así que él mantiene su concentración. Marca uno, dos, tres y empata el partido. Cuatro, cinco, seis. El público en el Lawn Tennis se levanta. No solo ha volteado el marcador, sino que ahora está a un punto de ganar. El suizo saca desde la izquierda. Juan Pablo, ubicado también a su revés, da un salto leve hacia su derecha, casi al medio, y adivina la dirección de la bola. Le pega fuerte y esta regresa por donde vino. Cae al otro extremo del campo de arcilla y es punto a su favor. Perú está en el Grupo Mundial I de la Copa Davis.

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Antes de ser la primera raqueta del Perú —por ser el número uno en el equipo nacional—, Juan Pablo Varillas tuvo que aprender a controlar sus emociones. «Yo era de tener una semana muy buena; pero en la siguiente, perdía en primera ronda o tenía partidos horribles. Era un común denominador en mí», recuerda. No era la primera vez que le ocurría.

En el 2015, cuando tenía 20 años, y a pesar de ser el número uno en la clasificación nacional, también sintió algo similar. «No sabía qué pasaba. Jugaba bien, pero no ganaba los partidos», dice. Al año siguiente, se fue a Barcelona en busca de una mejor preparación; pero a los seis meses retornó al Perú decepcionado por la baja calidad de los entrenamientos. 

A inicios del 2017, Juan Pablo empezó a entrenar con Duilio Beretta, ex tenista profesional. Ese año, Duilio lo convenció de viajar a Buenos Aires. Allí, el celeste encontró un entrenamiento más personalizado que lo ayudó a mejorar tenística y físicamente. «Esa pretemporada me cambió la vida por completo», asegura. Los números lo confirman. En enero del 2017, Juan Pablo estaba ubicado en el puesto 638 de la clasificación mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y a finales de ese año se encontraba en el puesto 481. Desde entonces, entrena en Argentina.

Al año siguiente terminó en el puesto 350. Sin embargo, en el 2019 no tuvo un buen inicio. Volvieron las jornadas irregulares. «A veces no sabía qué iba a pasar de una semana a otra», recuerda. Fue así que en abril decidió unir al psicólogo deportivo Enrique Canaval a su equipo de preparación. Esto sería determinante para su despegue.

«El psicólogo me ayudó bastante a manejar mis emociones y, a partir de agosto, empecé a tener regularidad en mis participaciones», cuenta. Ese mes, Juan Pablo obtuvo la medalla de bronce en dobles masculino en los Juegos Panamericanos Lima 2019, y en setiembre, luego de ganar un torneo Future en Italia y pasar con buenas actuaciones por campeonatos en Polonia y Rumania, llegó al torneo challenger de Buenos Aires, donde venció en segunda ronda al boliviano Hugo Dellien, número 70 del mundo en ese momento. «Ese era el partido que necesitaba jugar para darme cuenta de mi capacidad. Ahí cambió mi manera de pensar».

En octubre, el celeste compitió en Brasil y se proclamó campeón del ATP 80 Challenger de Campiñas. Trece días después ganó su segundo challenger en Santo Domingo. La última vez que un peruano había ganado un torneo de este nivel fue en el 2008, cuando Luis Horna campeonó en Lugano. Juan Pablo regresó a Lima y, por primera vez, ganó un partido de la serie challenger aquí, algo que nunca había conseguido. Al final del año terminó en el puesto 143. Había escalado casi 500 puestos en los últimos tres años y más de 200 en el último.

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Ha pasado un mes desde aquel partido, pero Juan Pablo Varillas aún tiene motivos para recordarlo. «Cuando uno juega la Copa Davis se encuentra con muchos sentimientos. Una cosa es competir contra un jugador equis en el mundo y otra representar a tu país», dice. Perú deberá enfrentar a Bosnia y Herzegovina en setiembre, y aunque por ahora todos los torneos están suspendidos hasta julio, él continúa ejercitándose en casa. 

Hoy está en el puesto 135 y su próximo objetivo es meterse en el top 100. De lograrlo, ingresaría directamente al cuadro principal del Grand Slam 2020, la competencia compuesta por los cuatro torneos más importantes del tenis mundial: Australian Open, Roland Garros, Wimbledon y US Open. «Jugar un grand slam es el sueño de todo jugador. Yo ya estoy clasificado; solo que ahora tendría que competir en la qualy y ganar los tres partidos previos. Para evitar esa etapa, necesito meterme en el top 100. Ese es mi objetivo ahora».