Lauro Pacussich, gloria del remo peruano y participante de los Juegos Olímpicos 1968, recuerda cómo nació su amor por este deporte. “Yo era timonel de mi papá (Augusto Pacussich). En aquella época el Club no era tan amplio; el mar llegaba hasta el cerro… Cuando me hice asociado, en la década del 50, todos entrabamos en el coliseo principal, así de pocos éramos”.
Hijo de un matrimonio de raíces austriacas e italianas, en el Club Lauro encontró un grupo de amigos y hermanos gracias a su pasión por el remo. Consiguió su primer campeonato en 1956, remando con el emblemático ‘Colorado’ Muñoz. Entonces, Lima era una ciudad muy distinta. Para ir a entrenar a la recién estrenada filial La Punta, Lauro abordaba el tranvía en Miraflores y se bajaba en el Centro, cerca de la plaza San Martín. Luego caminaba unas cuadras y tomaba otro tranvía con dirección al Callao. Todo el trayecto le tomaba alrededor de dos horas.
Su constancia y desempeño lo llevaron a ser parte de la selección peruana que participó en el Campeonato Sudamericano de Uruguay, en 1960, donde consiguió la medalla de plata en la modalidad cuatro con timonel y el bronce en bote de ocho remos. Pero lo mejor estaba por venir. En 1968, junto a Héctor Menacho y con Javier López Manzanares como timonel, logró el oro en el Campeonato Sudamericano de Remo que se desarrolló en La Punta.
Gracias a este triunfo representó al Perú en los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, en 1968, donde fue testigo de las innovaciones tecnológicas que se estaban implementando. Un detalle no menor que quedó grabado en la memoria de nuestro asociado: cuando se retiró de las competencias y pasó a formar parte de nuestra directiva de Remo, durante la década de los setenta, sus esfuerzos se enfocaron en modernizar los botes y remos del Club.
“El Club de Regatas ‘Lima’ es mi casa, mi segundo hogar. Aquí he crecido, he paseado en botes, he forjado grandes amistades. Desde que empecé a venir he visto cómo el Club se ha transformado”, nos dice. “Cuando estuve en la directiva de Remo, junto a Guillermo de la Puente, instituimos el remo interescolar”. Además, en La Punta, mejoraron las instalaciones en beneficio de los atletas, entrenadores y vigilantes de la filial.
Durante su gestión como directivo, se marcó un hito que cambiaría para bien la historia del remo celeste: se incorporó a las mujeres bogas. “La misión del asociado es colaborar con su club, sea con trabajo, conocimientos o donaciones”, afirma. Con esa mentalidad, Lauro no dudó en dedicarse de lleno a fomentar las mejoras que llevaron al remo a lo más alto del deporte peruano.
Sin duda, Lauro Pacussich es historia viva del Club de Regatas “Lima” y del deporte peruano. Aquel jovencito que solía ser timonel de su padre contribuyó a hacer más grande al Club que lo vio crecer.