Durante la Edad Media, en Europa, se desarrolló un código visual para identificar personas, familias, regiones, gremios, villas y ciudades. La heráldica surgió como un sistema que permitía crear escudos distintivos con significados simbólicos.
Nuestro Club de Regatas “Lima” no fue ajeno a esta tradición. De hecho, en el histórico Bar Senior ubicado frente a la terraza 1 de nuestra sede Chorrillos, podemos apreciar una serie de divertidos blasones inspirados en los rasgos más característicos de los asociados que solían frecuentar este espacio.
En la década de los setenta, el Bar Senior tenía sus caseritos. Algunos jugaban dudo y otros, a la mona; unos se reunían a tomar sus tragos y otros, a tomar el té. Sin embargo, pese al nombre, más que un bar era un ambiente propicio para disfrutar entre amigos.
Por ejemplo, en el cuartel superior izquierdo, uno de los escudos muestra el rostro de un famoso escritor florentino nacido en la Edad Media, que lleva el mismo nombre de pila que el asociado al que alude (Dante); y en el cuartel superior derecho, se ve a uno de los enanitos que Walt Disney imaginó para filmar el cuento de Blancanieves, entregado a su labor de minero, que es también la profesión que ejercía el dueño del escudo. Finalmente, en la parte inferior, aparece una botella de whisky y una tetera, sobre dos cuarteles divididos en diagonal, lo que induce a pensar que el titular era medianamente adicto al grupo de los “hebreos” y un tanto inclinado a tomar el té.
Otro de los escudos, en tanto, alude a un empresario ferroviario; de allí la razón de los rieles, la locomotora y los vagones que ocupan el cuartel superior derecho. En el izquierdo, por su parte, se representa la salida del astro rey, y en los dos inferiores, las aficiones cantineras y deportivas del titular, quien evidentemente integraba el sufrido grupo de los “hebreos” y uno de los denodados equipos de fulbito formados en el Club.
Julio Noriega Pazos, presidente del Consejo Directivo del CRL entre 1972 y 1976, fue quien dibujó estos jocosos blasones que hasta hoy se lucen en las paredes del Bar Senior, en una serie de ocho cuadros que abarcan 50 escudos distintos. En todos ellos se refleja el espíritu de camaradería de los asociados, a través de referencias a sus profesiones, hobbies y deportes predilectos, sin ignorar sus orígenes, sus apodos y los chistes internos que marcaban las inolvidables jornadas al interior de este templo de la amistad.
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