Desde 1970, la maratón de Nueva York convoca a corredores de todo el planeta. Este 2022 se inscribieron más de 50 mil personas; entre ellas, dos runners celestes: Miranda Barrón y Milagros Vegas.
Para Miranda, significó su primera maratón. Había estado entrenando arduamente para esta carrera, pero una lesión, a principios de octubre, hizo que tuviera que andar con un pie enyesado durante 15 días.
Para Milagros, también fue su primera competencia de este calibre. Un mes antes realizó un mal movimiento y sufrió una microfractura en los ligamentos de una de sus piernas. La terapia física y caminar en el mar la ayudaron a recuperarse a tiempo, pero no logró completar el plan de entrenamiento que se había trazado previamente.
El grupo Regatas Marathon congrega a todos los runners de nuestro Club. Alfredo Delgado es el encargado de los entrenamientos y de preparar a los corredores celestes para que participen de la mejor manera en los distintos desafíos que se presentan, tanto a nivel local como en el extranjero.
“La preparación para Nueva York empezó 4 meses antes de la maratón. El plan consistía en dos días de entrenamiento fuerte por otro de fondo”, nos cuenta Milagros, y añade que el yoga y el functional le ayudaron a complementar su puesta a punto. “El plan no solo se basa en correr; también se debe complementar con ejercicios de fuerza en el gimnasio, buena alimentación, horas de sueño y días de descanso para recuperar el cuerpo. Los días de semana hacíamos ejercicios de cambio de ritmo y cuestas”, complementa Miranda.
Luego de preparar las maletas, buscar sus números de registro, enfocarse en la carrera y ultimar detalles, llegó el 6 de noviembre, el día de la carrera. A las 8 a.m. se dio la señal de partida. Miranda corrió sin problemas durante los primeros 16 kilómetros: desde ese punto, su lesión recrudeció. Optó por aligerar el paso y se vio obligada a cojear, pero cuando el dolor menguó, no sin dificultad, volvió al trote. En las postas médicas de la competencia le aplicaron hielo, cremas, spray, masajes, y todo lo que pudiera contribuir a disminuir el dolor para que consiguiera el objetivo de llegar a la meta.
“Si ya estoy acá, voy a terminar la maratón”, se dijo Miranda. Luego de 6 horas, 44 minutos y 46 segundos completó el recorrido. Al cruzar la meta, no pudo evitar derramar lágrimas de emoción y de dolor, con la certeza de que el sacrificio había valido la pena.
Milagros vivió una historia distinta. Aunque su más reciente lesión no se hizo presente, corroboró la dificultad del recorrido, el cual completó en un tiempo de 4 horas, 54 minutos y 56 segundos. “La maratón de Nueva York es una carrera difícil por la ruta; tiene subidas desde que inicia en Staten Island hasta que concluye en Central Park… No hay tregua”.
De vuelta en Lima, ambas miran el próximo año con optimismo. Milagros ya se inscribió para el sorteo de la maratón de Chicago. Miranda, en tanto, está enfocada en recuperarse de su lesión para hacer lo que más la apasiona: correr.