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Mide casi dos metros, pero lo que más llama la atención en Nicolás Rey no es su estatura, sino su don de gente. Es probable que lo hayan visto celebrando los triunfos de la blanquirroja, cargando a Cuevita o a Lapadula, abrazándose con Gallese o Advíncula; o en conferencia de prensa, al lado del ‘Tigre’ Gareca. Nicolás, o simplemente Nico, fue gerente de Comunicaciones de la selección peruana de fútbol hasta el mes pasado y caló hondo en el equipo que nos invitó a soñar después de más de tres décadas de decepciones futboleras.

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Luego de vencer a Venezuela de visita, en noviembre de 2021, cuando el sueño de llegar al Mundial de Catar parecía tocarse con las manos.

Llegó a la FPF en octubre de 2018, después de estudiar periodismo deportivo en Buenos Aires y trabajar seis años en Métrica, en el rubro de la comunicación corporativa. Meses más tarde, ya en 2019, vivió su primer sueño como jefe de prensa de la selección peruana: formó parte de la delegación que viajó a Brasil y llegó a la final del torneo. 

Con una pandemia de por medio, la selección peruana de fútbol era el bastión que lograba unir a la sociedad en tiempos de crisis. Nico se había asentado en el grupo. Su trabajo era reconocido y valorado por Antonio García Pye (gerente de selecciones), Juan Carlos Oblitas (director deportivo) y Ricardo Gareca (director técnico). Los jugadores lo estimaban y la clasificación al Mundial de Catar casi se tocaba con las manos, pero todo cambió el 13 de junio de 2022. Ese día, en Doha, perdimos la chance de seguir soñando en la tanda de penales que dio el triunfo a Australia. “El avión de regreso a Lima era un cementerio”, recuerda Nico. “Ese 13 de junio algo murió en mí”. Pero algo, o alguien, también estaba por nacer: su hija María Victoria.
Los siguientes fueron días de contrastes en los que coincidieron dos historias: la partida de Gareca y la llegada de María Victoria. La primera mantenía en vilo al país; la segunda, a él y a su esposa Antonella. Un viernes, lo llamó Gareca. “Nico, la negociación con la Federación no va más”, le dijo. “Por favor, si es que no te comprometo, necesito que me organices una conferencia de prensa para comunicarlo”.

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Al lado de Luis Abram y Ricardo Gareca, en conferencia de prensa durante la Copa América Brasil 2019, donde Perú logró la medalla de plata. “Se inventan tantas cosas para hacer noticia… Son pocos los medios que cuentan lo que realmente está pasando. Felizmente este grupo no se dejaba contaminar”, nos dice Nicolás.

Gareca era su “camote”. “Con Gareca hay una relación de cercanía, de amistad, de confianza, que para mí es increíble. De todos modos, siempre me fastidia porque soy aliancista y él es de la ‘U’”. 

Mientras Nico coordinaba la conferencia de despedida de Gareca, nació María Victoria. Y, por si fuera poco, el lunes lo llamaron de LLYC. “Hola, qué tal, nos gustaría saber si estás interesado en iniciar un proceso para el puesto de Director de Comunicación Corporativa en la oficina de Lima”, le dijeron.     

“Me encantaba mi posición en la selección, pero siento que ya había aprendido lo suficiente. Quedarme cuatro años más… no sé si era lo que estaba buscando. El mundo del fútbol no es fácil. Es un fiel reflejo de lo que sucede en el país”.  

En LLYC tenía la oportunidad de volver a la consultoría de comunicación para empresas y organizaciones, así como de implementar una práctica especializada en fútbol y otros deportes, incluso con alcance regional. “El proyecto me fue enamorando, pero, de otro lado, estaba el aspecto emocional. Para mí no era fácil dejar la selección”.

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Tras el último entrenamiento en Washington, previo al amistoso del 27 de septiembre último frente a El Salvador.

La FPF trató de persuadirlo para que permaneciera en la selección, pero Nico decidió apostar por el cambio. Eso sí, antes se despidió como debía de esa segunda familia con la que había compartido tanto. Viajó con el equipo a los más recientes amistosos que disputaron en Estados Unidos frente a México y El Salvador. “En la concentración, en el hotel, fui cuarto por cuarto a contarle a cada uno de los jugadores por qué me iba. Desarrollé una relación muy cercana con ellos. Yo soy hincha, bien hincha, y para mí eran mis ídolos. Lo que viví en la selección fue un sueño… Siempre dicen que, al morir, te llevas las experiencias de vida. Creo que esta etapa de mi vida profesional llena una buena parte de las cosas que me voy a llevar cuando muera. En estos casi cuatro años, conocí a personas que superaron totalmente mis expectativas. Por lo que se caracteriza esta selección es porque está compuesta de gente de buen corazón que quiere al Perú por sobre todas las cosas. Este equipo es unión, sacrificio, perseverancia, hermandad… Siento que me voy para, un día, volver más fuerte”.

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En el camerino, al final del partido contra El Salvador. “Cuando llegué a la selección, me propuse darme íntegro para tratar de retribuirles, aunque sea un poquito, con todo el corazón, lo que ustedes me han dado a mí”, le dijo esa noche Nicolás al equipo, en el que fue su último encuentro como gerente de Comunicaciones de la selección peruana de fútbol.