El equipo del Club Regatas celebró los logros del día 2.
Este jueves 21, la segunda jornada de la Copa América de Remo Coastal arrancó a las 9 a.m. La modalidad Beach Sprint cumplió con las expectativas: nos ofreció una competencia vibrante. En la Playa 1 corría un ligero viento y las olas estaban algo más crecidas que el día anterior, pero eso no impidió que los remeros demostraran su potencia a orillas del mar chorrillano.
Todo empezó con la categoría de singles masculino (C1X). Nuestro celeste Gerónimo Hamann se quedó con el bronce y la final fue muy reñida entre Marcos Sarraute, de Uruguay, y Chris Bak, de Estados Unidos. Al final, se impuso el norteamericano.
“Esto es hermoso”, nos dijo Chris, agotado. “Mi español no es el mejor, pero Perú es muy bonito”, fueron sus palabras en castellano. Luego continuó en su lengua nativa. “Para ser la primera regata del día, hubo algunas cosas por descifrar, pero una vez que lo hicimos fue fenomenal. Las facilidades que nos da el Club son excelentes. Probablemente es una de las mejores instalaciones en las que he estado. Es increíble para los atletas”.
Por su parte, la ganadora de los singles femeninos (C1X) fue la uruguaya Romina Cetraro. “Estoy muy contenta, superando de a pocos las expectativas”, nos dijo antes de abrazarse con sus colegas paraguayas.
Nuestra Pamela Noya se quedó con la plata. “Fue una buena regata. Por el pronóstico, se sabía que el mar iba a estar complicado, pero sacamos adelante la competencia”.
Luego, en los singles sub-19 (CJ1X), fue nuestro deportista Joaquín Ugarteche quien alcanzó el bronce. “Me gustaría haber podido lograr más, pero ha habido competidores muy fuertes”, comentó al terminar la carrera. “Estoy satisfecho con la experiencia. De hecho, es una ventaja conocer las olas”.
Su padre, Alberto, lo esperaba metros más allá. “Estoy superorgulloso de Joaquín; feliz con su participación. Mi hijo es el remero de la familia”, nos dijo.
El primer lugar de los singles sub-19 fue para Andrew Bowe, remero de Bahamas. “Me siento muerto… muy muerto”, bromeó con nosotros, mientras se reponía bajo una de las sombrillas de la Playa 1. “Muerto, pero orgulloso”, agregó, entre risas.
En la rama femenina, la estadounidense Annalie Duncomb se quedó con el oro en los singles sub-19 (CJ1X). Notoriamente cansada, nos dijo: “Traté de seguir adelante y de mantenerme cerca de las boyas. Fue una carrera muy buena, muy divertida”.
La plata en esta categoría fue para nuestra celeste Luciana Zegarra. “La pista de la derecha (donde a ella le tocó remar) es más movida por el rumbo, por el muelle que está al lado”, nos comentó instantes después de disputar la final. La llegada a la meta fue de película: apenas un segundo marcó la diferencia entre el primer y el segundo lugar. “En el sprint final me faltó un brazo para alcanzar a mi competidora y romper la cinta roja”, se lamentó Luciana. Luego de una pausa, pasó la página y, con optimismo, nos dijo: “Este sábado nos toca el cuádruple juvenil con las chicas. Ahí vamos a darle duro”.
La jornada, que tuvo que finalizar antes de tiempo debido a las condiciones del mar, concluyó con dos oros más para el Perú y el Club de Regatas “Lima”. En los dobles sub-19 (CJ2X) impusieron condiciones Gaetano Tiravanti y Cristóbal Byrne. “Es una sensación increíble poder ganar en la Copa América Coastal y, encima, hacerlo en casa, en el Club. Es para lo que nos estuvimos preparando”, nos dijo Gaetano, emocionado. “A pesar de que las olas y la marea nos confundieron un poco, pudimos llegar primeros. Haber ganado es muy satisfactorio”, complementó Cristóbal. “Estamos muy felices de que el oro se quede en casa”, añadió Gaetano.
El segundo oro celeste del día fue mérito de nuestras celestes Daniela Thiermann y Sabrina Tryon, ambas de 17 años, que se llevaron la final de dobles femenina sub-19. “La regata estuvo bien difícil. En un comienzo, me dio miedo entrar al mar porque vi cómo el agua revolcaba a Sabrina al momento de subirse al bote”, confesó Daniela. “Además, tuvimos una penalización de diez segundos”, añadió Sabrina. “Pero lo supimos afrontar, nos tranquilizamos y acordamos mejorar algunos errores que habíamos cometido al principio; y creo que lo logramos”.
“Si no tuviéramos una buena conexión entre ambas, no funcionaría”, agregó Daniela, mientras, por teléfono, recibía las felicitaciones de su madre. “Teníamos que estar bien coordinadas para que el bote avanzara”. Y, antes de seguir celebrando, Sabrina nos dijo: “Hay buena química entre las dos; creo que eso se refleja en las regatas”.
Minutos antes de las cinco de la tarde, cuando el sol ya había dejado de quemar, la jornada terminó de la mejor manera: con el equipo del Regatas cantando el himno del Club a todo pulmón.
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