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Los primeros visitantes de la filial organizaban campamentos y acudían con sus carpas.

En octubre de 1964, bajo la presidencia de Guillermo Griffiths Escardó, el Club adquirió un terreno de 236 mil metros cuadrados al este de Lima, en Chosica, un lugar rodeado de paz y naturaleza, propicio para gozar del buen clima permanente y desconectarse de la rutina limeña. En aquel entonces, era una zona pedregosa formada por el paso de un aluvión, donde la tierra y la vegetación ganaban terreno sobre las piedras. “Los asociados pagaban sus cuotas doce meses al año, pero, por el clima invernal de Chorrillos, solo usaban las instalaciones en verano… La alternativa era buscar un lugar donde pudieran combinarse el deporte y la recreación durante los meses restantes, y encontramos La Cantuta”, contó Guillermo Griffiths años después, en 1989, en una entrevista para nuestra Revista REGATAS.

Vista de la piscina 1 de La Cantuta cuando estaba en fase de construcción.

Los primeros años de La Cantuta fueron de construcción: la membresía acudía en familia y se alojaba en campamentos en los que primaban las carpas verdes, una atmósfera rústica y largas mesas de madera donde grandes y chicos compartían momentos inolvidables. Con el paso del tiempo, se habilitaron distintas zonas; entre ellas, el espacio donde actualmente se encuentran los bungalows. Además, poco a poco implementamos nuevas instalaciones, como la subestación eléctrica, el club house, las diversas piscinas, el zoológico, las canchas deportivas…; al punto de que, hoy en día, nuestra filial La Cantuta luce totalmente renovada, con los componentes necesarios para disfrutar de un paraíso campestre sin renunciar a las comodidades propias de las mejores vacaciones.  

Momento en que se firmó la adquisición del terreno de nuestra filial La Cantuta, en 1964.