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En el año 2001, un viaje con fines familiares terminó generando un vínculo de amistad entre clubes: así surgió el Campeonato Internacional de Dudo Olímpico. La edición más reciente de este torneo se disputó en nuestra sede Chorrillos y tuvo como ganador a Luis Vega Puljizevic.

En el 2001 acompañé a Alejandro Beunza a visitar a unos parientes que tiene en Arica, Chile. Su primo Patricio nos presentó a un amigo, Ernesto Vivanco, quien nos invitó al Club Social Casa Degli Italiani, donde había varias personas que jugaban dudo olímpico”, relata Luis, y añade que de esa conversación nació la idea de competir entre el club chileno y el nuestro.

En 2002 inició el certamen entre ambas instituciones, con una dinámica que se repetiría a lo largo del tiempo: un año se juega en Arica y, al siguiente, en nuestra sede Chorrillos. Cabe señalar que, debido a que la práctica del dudo olímpico fue incrementándose, los jugadores de Casa Degli Italiani formaron un nuevo club y lo bautizaron como Club D’ Amici.

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Los equipos del CRL y del Club D’ Amici durante el torneo de dudo olímpico.

La pandemia interrumpió el torneo, pero no cortó los lazos de hermandad. Por ello, ya con la nueva normalidad se restableció la dinámica y nuestro equipo de dudo fue anfitrión de los chilenos, a quienes recibimos en el Aeropuerto Jorge Chávez el pasado 26 de octubre.

Los días 27 y 28 se realizaron seis rondas clasificatorias: Luis Vega, Alberto Rizo-Patrón Carreño y Jorge Morante, de parte del Regatas “Lima”; y Pedro Germán Granifo, Hugo Soto y Duilio Razeto, de parte del Club D’ Amici, lograron el pase a la final. 

Los seis clasificados disputaron 13 partidas y nuestro asociado Luis Vega se alzó con el título de campeón sin perder una sola partida. El segundo y tercer puesto, en tanto, fueron ocupados por Pedro Granifo y Hugo Soto, representantes del club chileno.

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El campeonato se desarrolló en el Salón Senior de nuestra sede Chorrillos.

La visita de los asociados del Club D’ Amici finalizó con un almuerzo en el restaurante Los Bogas by Los Remos, con la promesa de que el año que viene nuestros celestes devolverán la visita, como marca la tradición.